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PSICÓPATAS


Recientemente, estamos contemplando numerosas escenas de violencia en los noticiarios debidas a personas que atacan de forma masiva e indiscriminadamente a seres humanos indefensos. Todo ello, sin razones ni motivos, simplemente porque estaban ahí en ese momento. Este triste correlato, que aparece en cualquier lugar del planeta, desde Estados Unidos de América a Francia, obedece, según leemos en los periódicos, a la conducta de sujetos denominados psicópatas.

La pregunta realizada desde finales del siglo XIX  es sí existe la psicopatía como entidad psiquiátrica y con criterios para su diagnóstico. El análisis histórico del concepto de psicopatía tiene su origen en 1809, cuando el alienista francés Philippe Pinel denominó a estas personas en conflicto con las normas morales, sociales y legales con el término de desórdenes psicopáticos. Una categorización diagnóstica psiquiátrica del trastorno psicopático no llega hasta 1952 con la propuesta realizada por la Asociación Psiquiátrica Americana, quien en su Manual Estadístico y de Diagnóstico de los desórdenes mentales (DSM-I) utiliza el término de “desorden de la personalidad sociopática, reacción antisocial”, cuyo perfil es el de un individuo crónicamente antisocial, que no se aprovecha de la experiencia pasada ni del castigo, que no mantiene auténticas lealtades a persona, grupo o normativa alguna. Se caracterizan por ser a menudo insensible y hedonista, irresponsable e incapaz de racionalizar su comportamiento y con una marcada inmadurez emocional.

La descripción del perfil psicopático del DSM-I que responde a la tradición anglosajona en términos de manifestaciones conductuales y de desviación social, pretende corregirse dieciséis años después con el DSM-II (1968) que introduce algunos rasgos de personalidad pertenecientes a la tradición alemana (Kraepelin, 1904 y Schneider, 1933). Según esta revisión, la psicopatía es un trastorno antisocial de la personalidad, en el que destacan rasgos de egocentrismo, insensibilidad, irresponsabilidad, impulsividad, ausencia de sentimientos de culpa e incapacidad para aprender de la experiencia.

El diagnóstico de trastorno antisocial de la personalidad proporcionado con posterioridad por el DSM-III (1980) y el DSM.III-R (1987) sufrieron duras críticas porque los rasgos de personalidad son difíciles de medir fiablemente. Las críticas no mejoraron con el DSM-IV (1993) y no parece que vayan a superarse con el nuevo DSM-V.

Otra de las propuestas encaminadas a categorizar el concepto de psicopatía proviene de la OMS (Organización Mundial de la Salud) a través de su Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE), que se apoya exclusivamente en características de la personalidad, siguiendo la tradición alemana y en total oposición a las clasificaciones DSM propuestas por la APA (Asociación Americana de Psiquiatría). Entre estas características se encuentran : cruel despreocupación por los sentimientos de los demás, bajo umbral para descargar agresividad, incapacidad para sentir culpa y aprender de la experiencia, irritabilidad persistente, muy baja tolerancia a la frustración e incapacidad para mantener relaciones personales duraderas.

Con el propósito de aunar ambas perspectivas, la del individuo peligroso y antisocial, con el enfermo psiquiátrico con rasgos patológicos, R. Hare establece dos factores que sirven de ejes para el estudio del psicópata : el desapego emocional y el estilo de vida antisocial (ver tabla adjunta).

Desde la perspectiva de R. Blackburn, la impulsividad junto a la agresividad y la hostilidad, son las características de personalidad que mejor diferencian a los psicópatas de otros delincuentes; mientras que la dimensión sociabilidad diferencia en dos los grupos psicópatas : los extravertidos y los introvertidos con rasgos de ansiedad. No obstante, como reconoce Cleckley en su libro “la máscara de la cordura”, muchas veces es difícil identificar rasgos porque se encuentra con una convincente máscara que impide el diagnóstico correcto. Este autor establece una clara diferenciación entre el psicópata y el delincuente, señalando que lo que define básicamente al psicópata es la falta de emocionalidad de su conducta.

Si como puede apreciarse no hay un consenso general sobre lo que es en realidad un psicópata, mucho menos en los modelos explicativos de la psicopatía. No existe evidencia relativamente consistente sobre la posibilidad de disfunciones del lóbulo frontal y déficits funcionales del hemisferio izquierdo. La evidencia de déficit del sistema serotoninérgico sólo explicaría uno de los rasgos que definen a estos individuos : la impulsividad. La baja activación cortical y la necesidad de estimulación podrían explicar los aspectos antisociales de la conducta. El déficit en el aprendizaje de evitación masiva y en los mecanismos de inhibición conductual son hallazgos asociados a la hipótesis de disfunción del sistema límbico, que pueden explicar la impulsividad y que el castigo fracase.

Aunque algunos autores han destacado la importancia de las relaciones familiares (hogares rotos, hogares hostiles, etc.), de las prácticas educativas (castigo inconsistente, rechazo parental, etc.), de las relaciones psicosociales (inmigración, marginación, desempleo, abuso de alcohol y drogas, etc.) y del desarrollo moral (autoconciencia), no está claro hasta que  punto definen   a la psicopatía o simplemente se asocian a la misma.

En conclusión, a lo largo de esta exposición, sólo obtenemos escasas evidencias empíricas y múltiples teorías explicativas, propias de los problemas de investigación psiquiátrica en individuos encarcelados o internados en instituciones psiquiátricas. El estado actual de la investigación por una parte, y, el terror y la muerte que invade nuestra sociedad por otra, a lo mejor debe hacernos cuestionar el supuesto que la psicopatía es un desorden mental, y que la ignorancia y el miedo, sean el doble origen de los tormentosos tiempos en que vivimos (Paris, Niza, Normandía, Orlando, Munich, etc.), donde simplemente los problemas son propios de los hombres y no de los tiempos.


Luís Carlos Jiménez Nieto
Doctor en Medicina
Psicólogo


 

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