La estadística
Desde la aprobación de la Ley del Divorcio en 1981, el número de personas que deciden poner fin a su matrimonio ha experimentado un aumento exponencial. Según Eduardo Hertfelder de Aldecoa, presidente del Instituto de Política Familiar, España es el país de la Unión Europea donde más ha crecido el número de divorcios en los últimos diez años. Un dato como ejemplo: en el año 2011 se presentaron en España 117.179 demandas de divorcio según el Consejo General del Poder Judicial.
En resumen, podríamos decir que por cada tres nuevas uniones, se rompen casi dos.
Las causas
Para entender cómo se llega a la situación de divorcio se deberían contemplar tres cuestiones: razones para casarse, las raíces familiares y las fuentes de conflicto.

Razones para casarse
Las personas tienden a unirse con quienes comparten el mismo nivel de diferenciación de personalidad, sobre la base de la complementariedad y de las necesidades similares. Sin embargo, similares no significa iguales, puede que el proyecto no sea el mismo y por otra parte, las necesidades cambian con el transcurso del tiempo.
El amor elevado a su extremo, conduce a divinizar el amor y a convertir a la otra persona en un absoluto, olvidando que el amor es un sentimiento, y no un razonamiento cognitivo, y por tanto, frágil y relativo.
Normalmente uno se casa según lo que piensa que el otro es (ilusión) y no según lo que la otra persona es (realidad). La aventura del matrimonio consiste en descubrir desde el amor cómo es realmente cada uno.
Muchos recién casados piensan que es suficiente estar enamorado, que la vida conyugal no necesita ser aprendida y que no existe la crisis de pareja. Por desgracia, estas creencias erróneas son corregidas poco antes del divorcio. Existe también la creencia de que un cónyuge debe hacer feliz al otro. Según la teoría del aprendizaje social, el matrimonio funciona en secuencias de recompensa y penalización, es decir, algo a cambio de algo.
El crecimiento personal desigual de la pareja puede volverlos el uno hacia el otro, encontrando entonces que aquel príncipe azul con el que se casó destiñe y que la dulce princesa amarga. El crecimiento personal es resultado de la evolución madurativa del individuo, que determina cambios en su perspectiva vital desde la experiencia vivida.

Las raíces familiares
Los conflictos de la pareja surgen, en muchas ocasiones, por conflictos con la familia de origen. Mientras que un cónyuge define como apropiado para su familia lo que era habitual en su familia de origen, el otro cónyuge considera lo contrario porque eso no era apropiado en la suya. Resulta pues, que lo diferente que era al principio lo que atrajo, ahora es lo que produce rechazo.
En otras ocasiones, se trata de zanjar o corregir conflictos que existieron en la familia de origen. Desde un punto de vista psicoanalítico, podría decirse que con su matrimonio trata de saldar viejas cuentas con su familia de origen, que en otro tiempo resultaron dolorosas.
En cualquier caso, no cabe duda que las diferencias en la pareja raciales, culturales, educacionales, religiosas, etc., acaban por asomar con el tiempo, porque cuando uno se casa también lo hace con la familia (su raza, su cultura, su educación, su religión, etc.).
Las fuentes de conflicto
Podrían resumirse en cinco :
- El sexo : cuánto, cómo, deseos, comunicación, etc.
- El dinero : que se gana poco, que se gasta mucho, que gano yo más que tú, etc.
- La familia : competencia entre familias (mejor la mía que la tuya), las fronteras familiares (impermeabilidad de la familia ante el nuevo miembro), etc.
- Los valores : la educación, la espiritualidad, las creencias, la tendencia política, etc.
- Los amigos : grado de sociabilidad (pareja aislada o pareja en comunidad), competitividad (mejor con los míos que con los tuyos), influencias, etc.
Nuevas dimensiones
El sociólogo Rodríguez Melón considera que en el momento actual destacan nuevas dimensiones en el conflicto conyugal : la falta de madurez en las relaciones de pareja, el acortamiento de los períodos de convivencia antes del matrimonio y la escasa capacidad de aguante, lo que antes se resolvía con diálogo, ahora ya no.
Por otra parte, hoy en día se está perdiendo el concepto tradicional de familia, de los roles de padre, de madre y de hijos. En este momento nos movemos hacia un modelo donde prevalece la independencia del individuo y en donde coexisten diferentes modelos de familia.
La separación a veces no es un problema de amor, sino más bien un problema de madurez (identidad individual), de filiación (implicación no acertada de las familias de origen), de comunicación (reconocer al otro cómo es) y de tipo afectivo (fantasías en cuanto al amor).
Trastornos debidos al divorcio
El divorcio es indiscutiblemente un conflicto, y como tal genera estrés. La Dra. Kubler Ross lo compara con los síntomas de duelo (cuadro 1).
Cuadro 1. Secuencia de sentimientos en torno al divorcio según la Dra. Kubler Ross.
Según Susana Finkel, al plantearse la separación, marido y mujer sienten que han fracasado en uno de los ideales de la sociedad, de la pareja y propio : la indisolubilidad del matrimonio.
La ruptura matrimonial implica sufrimiento principalmente porque el matrimonio se erige como fuente generadora de afectividad, identidad, estabilidad y pertenencia social. Como señala Mirta Vidal, la separación de la pareja significa la ruptura con ideales personales y sociales difíciles de superar. Cuando se gestó el matrimonio, se realizó un contrato no explícito hacia unas metas que después no se han alcanzado, debido a que no se ha podido conciliar un proyecto común o bien porque cada uno no ha cumplido con el ideal anhelado por el otro. La percepción de esta situación entraña una profunda herida que apareja, entre otros sentimientos, una pérdida de autoestima (cuadro 2).
Cuadro 2. Dimensiones perdidas en la ruptura matrimonial.
En los hijos de los padres que se divorcian también se producen trastornos debidos a la situación de estrés que se genera. En general, aparecen sentimientos de pérdida, tristeza y ansiedad. Se sienten menos protegidos y desconsolados. Curiosamente, a veces comparten valores más conservadores que los de los propios padres respecto al matrimonio. Ansían entre sus anhelos establecer relaciones perdurables y les preocupa no poder conseguirlo.
Prevención del divorcio
Pretender buscar una guía que impida la ruptura de una relación de pareja es prácticamente imposible. En cualquier caso, para no llegar al divorcio es preciso antes de iniciar la formación de la pareja desarrollar las siguientes cuestiones :
- Sentir que los sentimientos propios son aceptados y respetados por el otro.
- Encontrar en ambos la búsqueda del crecimiento personal como manera de ser mejor.
- Tener un mismo proyecto de vida en común.
- Haber tratado las cinco fuentes de conflicto.
- Conocer las principales razones que dificultan el matrimonio (cuadro 3).
Las 10 razones que dificultan el matrimonio :
- Falta de madurez personal (consciencia de quién es uno y qué es lo que desea).
- Pérdida de valores tradicionales esenciales como compromiso, responsabilidad, lealtad o proyecto de vida en común.
- Utilizar a la pareja para triunfar en la vida u ocultar frustraciones pasadas.
- Cumplir con los legados heredados de la familia de origen (no reconocer que la familia de pertenencia no es la familia a la que se pertenece ahora).
- Falta de comunicación en la pareja.
- Dedicación a la pareja como tal y no solamente como familia (necesidad de tener un espacio y un tiempo para los dos).
- Anular el espacio individual necesario para escapar de la presión y responsabilidades cotidianas (necesidad de tener un espacio y un tiempo propio).
- Deseo de controlar al otro y de que cumpla mis expectativas.
- Proyectar la causa de los males propios en el otro.
- Mala relación con la familia del otro.
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Después de plantearse estas cuestiones es preciso que la pareja que se va a formar negocie acerca de la conciliación de la vida laboral y familiar, sobre las tareas del hogar y sobre los espacios y los tiempos propios y comunes.
Recomendaciones para un divorcio sereno
La ruptura matrimonial conlleva la ausencia de una estructura estable y viable posterior al divorcio, lo que hace a todos los miembros, cónyuges e hijos, más vulnerables al estrés y al estancamiento en sus vidas cotidianas.
Las recomendaciones en los cónyuges para llevar a cabo un divorcio sereno son :
- Si se elimina el dolor, la rabia y el egoísmo, se evitará el sufrimiento.
- Considerar que vale la pena tener valentía para iniciar una nueva vida.
Las recomendaciones para los hijos de padres en proceso de divorcio son :
- La resolución de la crisis de divorcio en relación con los hijos, está estrictamente ligada a la capacidad de los padres para generar acuerdos.
- Lo que es bueno para los padres no lo es necesariamente para los hijos.
- Los padres que logran compartir la tarea de ser padres, teniendo en cuenta y enfatizando las necesidades de los hijos, lograrán transitar un divorcio más calmado.
- La familia debe mantenerse lo suficientemente ligada como para que los hijos no pierdan el sentimiento de pertenencia, y a la vez, ser lo suficientemente flexible como para acomodarse a los cambios.
Bibliografía
- Gabriel Durán : divorcio y cambios en la estructura y dinámica familiar. UNED. Plasencia. Julio 2012.
- Viviana Labay : Mediación en divorcio. II Jornadas Internacionales de Mediación y familia.
Es.scribd.com/doc/6693223/Divorcio-y-Mediacion.
- C. Pérez Testor, M. Davuis, C. Valls e I. Aramburu : el divorcio: una aproximación psicológica.
La Revue du REDIF, 2008, Vol.1, pp. 39-46.
- A. Martínez- Pampliega, M. Sanz, I. Iraurgi y L. Iriarte : impacto de la ruptura matrimonial en el bienestar físico y psicológico de los hijos.
La Revue du REDIF, 2009, Vol.2, pp. 7-18.
Dr. Luís Carlos Jiménez Nieto
Médico
Psicólogo